sábado, 14 de julio de 2012

No me diga hermano, yo soy su pastor


No me diga hermano, yo soy su pastor


Quisiera dedicar estas letras a los llamados Hermanos en Cristo, a todos aquellos que aprecian esta herencia de ser llamados  “Hermano”. Tengo un solo motivo para escribir acerca de los llamados Hermanos, y es la reivindicación de esta palabra, y poder así encontrar el carácter y la trascendencia Familiar del amado cuerpo del Señor.

Empezaré recordando algunas de las frases de los  titulados pastores; no me diga hermano, yo soy su pastor; yo no soy un simple hermano, yo soy el ungido de jehová; estoy estudiando para ser pastor; yo soy un simple hermano, no soy pastor. Déjenme decirles que existen más frases como estas, pero no quiero abusar de la ignorancia, que se hace evidente por la falta de conocimiento de las sagradas escrituras. He visto en estos últimos años, como han proliferado los hambrientos de poder, de estatus, de fama y de reconocimiento, sin ir mas lejos, esta podrida llanura se encuentra en el corazón humano, así que, no hay que mirar tan lejos lo que se encuentra tan cerca. Hoy en día nos parecen estimulante los títulos, ya sean de las Iglesias con una gran vitrina de nombres, o de los Hermanos que quieren pegarse un Don luminoso en la frente que diga: yo soy apóstol, yo soy pastor, yo soy profeta etc. al parecer la Iglesia no ha dimensionado el valor de ser llamado Hermano. En el período del antiguo testamento, los padres judíos le llamaban a su primer hijo: Primogénito, es así que los padres tenían la responsabilidad de comunicarle a su hijo toda la ley de Dios. De pequeños eran instruidos para heredar este conocimiento, a fin de que cuando fuesen adultos, traspasaran como Primogénitos a sus Hermanos menores todo lo heredado, es decir, el Primogénito era el Hermano mayor de sus Hermanos. Todo esto del antiguo pacto, es sin duda una maqueta, un modelo que pronto daría a luz.

Romanos 8; 29 dice: para que Él sea el Primogénito entre muchos Hermanos, en otras palabras, el Señor Jesús ha venido a ser el primero como Hijo de Dios y nosotros hemos venido a ser Hermanos menores del Señor, es así como entendemos que Cristo es nuestro Hermano mayor, pero no solo eso, Hebreos 2; 17 nos dice que vino a ser semejante a sus Hermanos y estos somos nosotros. Por lo cual 
el Señor no se avergüenza de llamarnos HERMANOS, Hebreos 2; 11. Y como si fuera poco, en Hebreos 2; 12 El Señor en medio de la congregación, es decir entre sus Hermanos, se levanta sin títulos, para alabar a su Padre, teniendo el Señor todos los dones reunidos en Él, no se levanta como pastor siendo pastor, no se levanta como apóstol siendo apóstol, no se levanta como evangelista siendo evangelista, no se levanta como maestro siendo maestro, no se levanta como profeta siendo profeta, ¿Cómo se levanta el Señor en medio de la congregación donde se encuentran sus Hermanos?, Se levanta como un sencillo Hermano, que nos quiere heredar la riqueza de su humildad, que nos enseña cómo debemos alabar al Padre entre los hermanos. Esta es la herencia de Primogénito Hijo de Dios, pero la arrogancia humana no se conforma con ser un sencillo Hermano. Queremos agregarle títulos ministeriales, ya que por  esta manera de pensar, se ejerce dominio y autoridad sobre nuestros Hermanos, es por esto que resulta tan codiciable ser llamado pastor, apóstol, profeta etc. No comprendo por qué tenemos que llamarle pastor, al que es nuestro Hermano, me resulta abusiva e impositiva esta herencia clerical. Pero nacerá de manera inmediata este pensamiento ¿y usted Hermano a quién se sujeta? Primero, como cuerpo de Cristo, tenemos que estar TODOS SUJETOS a Cristo sin acepción {asidos de la cabeza la cual es Cristo} y esto incluye todos los miembros de su cuerpo; en segundo, lugar las escrituras enseñan que debemos sujetarnos unos a otros, esto incluye y no excluye a lo pastores o ministerios independientes, es así que, de esta manera el Señor nos enseña que  hay un solo Padre y todos nosotros somos HERMANOS, lea por favor Mateo 23; 8 al 12. Personalmente creo en los dones que el Señor derramó sobre su Iglesia, pero no creo que debamos poner estas habilidades por sobre nuestros Hermanos ya que el cuerpo de manera natural  distingue quien es quien.